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Justo en frente de cientos de caras desconocidas, estaba sentada escuchando conversaciones sin sentido, otras vidas similares entre sí, ningún pensamiento que le volara sus parámetros ni sus juicios sobre lo que sentía, eran solo más discursos aprendidos de memoria que no pasaban bajo ningún análisis, como maquinas que querían revolucionar al mundo pero con las mismas teorías ya fracasadas, mentes que se mienten a sí mismas para creer que hacen algo por salir adelante, pero solo veo retroceder, cada vez más, en ese momento cuando simplemente pensaba en esas cosas se dio cuenta que no era solamente ella la que pensaba así, una melodía comenzó a penetrar en sus oídos sin ningún tipo de objetivo más que dar a conocer lo que hacía, su arte que cada vez se impregnaba en los otros oídos iba callando a todo un vagón de metro que estación tras estación hacia que un mundo nuevo abriera sus puertas ante nosotros sin pedir nada a cambio, sino que solamente se quedaran en silencio y volar hasta la estación Baquedano.